México ocupa el segundo lugar del mundo, con mayor número de migrantes internacionales en el mundo. Esta situación ha prevalecido entre otras causas, por la falta de oportunidades, el incremento de la violencia y la búsqueda de una mejora en la calidad de vida.

Nuestro país es de los principales países exportadores de alimentos en las últimas décadas, resultado del incremento en la tecnificación en sus procesos productivos, más no por el aumento de personas dedicadas al sector agrícola, consecuencia del propio capitalismo. De hecho, cada vez hay menos personas dedicadas al sector agrícola, provocándose una descampesinización.

Como resultado, las personas dedicadas al campo han sido excluidas del sector agrícola, viéndose en la necesidad de moverse a otros sectores productivos o bien, a trasladarse a otras regiones con plantaciones agrícolas, originando la migración interna en el país. Algunas otras veces, decidirán migrar fuera del país.

En lo correspondiente a la migración interna, cabe resaltar que, muchos de los agricultores que deciden migrar son indígenas, y en su mayoría deciden hacerlo en compañía de su familia. Ahora bien, los hijos de éstos se pueden ver en una latente desventaja, ya que algunos de ellos no hablan español y al lugar donde migran no acuden a la escuela. Atendiendo a dicha situación, el Programa de Educación Básica para Niñas y Niños Migrantes (Pronim) pretende aminorar estas dificultades y generar las vías idóneas para que los infantes puedan acceder a la educación básica.

Si los migrantes observan que sus condiciones no mejoran de manera satisfactoria y se ven envueltos en una constante precarización, tal vez decidan migrar hacia otro lugar al interior del país y en un punto tal vez hacia Estados Unidos, buscando una mejora en su situación.

La globalización y el modelo neoliberal han orillado no solo a los campesinos a migrar, la precarización y el clima de violencia, así como la falta de oportunidades ha sido visible en otros sectores de la sociedad, lo que ha provocado migraciones masivas de la clase trabajadora. En las migraciones participan personas de todos los estratos sociales, involucrando distintas profesiones y oficios.

El principal destino de los migrantes mexicanos fuera del país, es Estados Unidos, siendo incluso una de las migraciones más importantes y representativas del primer quinquenio de este milenio, considerada como una de las más grandes del mundo.

Gráfica 1. Población migrante mexicana por región y países de destino, 2017

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Fuente: CONAPO, Fundación BBVA y BBVA Research (2019) Emigración mexicana. En Anuario de migración y remesas México. Disponible en: https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/mexico-anuario-de-migracion-y-remesas-2019/

 

El análisis de la distribución territorial de la población de origen mexicano residente en Estados Unidos muestra su concentración en áreas con 100,000 o más habitantes, principalmente en California (12.8 millones), Texas (9.6 millones), Arizona (2.0 millones), Illinois (1.8 millones) y Colorado (900 mil).

Mapa 3. Porcentaje por estado y volumen de la población inmigrante mexicana en las 10 principales zonas metropolitanas en Estados Unidos, 2012

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Fuente: Consejo Nacional de Población (CONAPO) (enero 2013). Porcentaje por estado y volumen de la población inmigrante mexicana en las 10 principales zonas metropolitanas en Estados Unidos, 2012. En Geografía Migratoria. Disponible en: http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/Geografia_Migratoria


Si bien hasta principios de los ochentas, el flujo migratorio de México hacia Estados Unidos provenía de estados del centro-occidente del país, este ha cambiado, ya que actualmente se desplazan de los estados ubicados en el centro: Puebla, Hidalgo, Estado de México, Morelos y Ciudad de México.

Cabe destacar que, para los mexicanos, el atractivo de migrar hacia Estados Unidos no solo es por la cercanía geográfica, sino también por los ingresos que se pueden llegar a obtener. Si bien los gastos son más elevados, queda un margen de ganancia mayor a si la persona trabajara en su propio país. Las diferencias de ingreso pueden ser abismales, por ejemplo en México una persona gana en promedio poco más de $80 pesos al día, mientras que en Estados Unidos se paga la hora entre 8 y 10 dólares.

Asimismo, al tener un mayor ingreso, el migrante puede generar cambios en su consumo, puesto que dispone de un mayor margen de gasto. Este consumo en ocasiones puede ser visto con cierto rango de lujo en su lugar de origen, pero cambia a ser una posibilidad y convertirse en algunos casos en un gasto necesario para el migrante.

Por otro lado, cabe mencionar que, en un principio, los migrantes mexicanos se ubicaban en los sectores primarios y secundarios, considerados nichos iniciales, pero recientemente ha existido un desplazamiento hacia el sector de servicios, sin que mengüe en la agricultura, manufactura y construcción. De hecho, se estima que en 2019, del 80% al 85% de la fuerza de trabajo agrícola en Estados Unidos eran mexicanos.

En suma, la inmigración de mexicanas y mexicanos hacia el territorio estadounidense ha sido de las más representativas e importantes, tanto para nuestro gobierno, como para el país vecino. Si bien ha habido algunas políticas públicas que han promovido estos flujos migratorios, de forma ordenada y documentada, se requiere nuevamente agendar sobre el tema, con el fin de convenir una reestructuración que nos fortalezca y nos redireccione como naciones hermanas.